San Víctor I, Papa y Mártir
San Víctor, originario de Africa, sucedió en el pontificado a San Eleuterio hacia el año 189. Afrontó eficazmente las grandes dificultades de su época. Por ejemplo, ciertos cristianos del Asia que vivían en Roma, insistían en celebrar la Pascua según su propia tradición, aunque no fuese en domingo. Como ciertos obispos de Asia los apoyasen, San Víctor los amenazó con la excomunión. Otra de las dificultades que tuvo que enfrentar, fue la enseñanza de Teódoto, quien sostenía que Jesucristo era simplemente un hombre dotado de poderes sobrenaturales.
San Víctor murió antes de que comenzase la persecución de Septimio Severo, pero las persecuciones que debió sufrir por su enérgico celo para defender la fe, le merecen el título de mártir. Según San Jerónimo, este santo fue el primero en celebrar los sagrados misterios en latín.
«El Señor eliminará la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros» (Is 25,8). Estas palabras del profeta Isaías contienen la promesa que sostuvo a Alfonsa de la Inmaculada Concepción en una vida de extremo sufrimiento físico y espiritual. Esta mujer, que hoy se ofrece al pueblo de India como su primera santa canonizada, estaba convencida de que su cruz era el verdadero medio para llegar al banquete que el Padre había preparado para ella.
Escribió: «Yo considero que un día sin sufrimientos es un día perdido».