El vapor del puesto de tamales y el gel anti bacterial, los cubre bocas atados al cuello, el cloro son parte de la nueva normalidad.


Eduardo, Teresa y Raquel inician su jornada laboral a las 9:00 de la mañana, se hicieron amigos porque los negocios donde trabajan forman parte de la avenida comercial Hidalgo en Apizaco; atienden un expendio de pronósticos, una papelería y una zapatería.

Son 8:45 y el servicio de limpieza municipal retira el resto de las cintas amarillas que acordonaron el parque durante los semáforos de alerta Covid-19 en Tlaxcala.

Este sábado concluye la primera semana en semáforo verde y la movilidad en las calles aumenta, abren los negocios no esenciales, los parques están abiertos y se relajan un poco las medidas de sana distancia.

El vapor del puesto de tamales y el gel anti bacterial, los cubre bocas atados al cuello, el cloro y las bolsas de plástico en las manos son parte de la nueva normalidad.

Dicen que desde el inicio de la pandemia nunca dejaron de trabajar, las escuelas privadas abrieron para clases presenciales, los negocios se mantuvieron en el primer cuadro de la ciudad y el comercio en una ciudad que depende tanto de él no se detuvo.

Después de Tlaxcala, la ciudad de Apizaco es la segunda con el mayor número de contagios y muertes por Covid-19; según la SESA, la ciudad acumula mil 148 contagios.

En los negocios se mantienen las medidas sanitarias y los cubre bocas son la regla en las calles. El comercio es consciente de los beneficios que trae consigo la reactivación económica gracias al semáforo verde y sobre los cuidados para evitar un rebrote que hunda nuevamente al sector.

En las entradas principales del mercado y plazas comerciales hay tapetes sanitizantes, gel anti bacterial pero falta la toma de temperatura y alguien que controle el flujo de las personas que entran sin cubre bocas.

Poco a poco avanzará la conciencia colectiva sobre el uso de las medidas sanitarias, la protección personal que implica proteger a los otros.

“Sí, el cubre bocas no te protege, pero eso no lo sabe la gente; lo que el cubre bocas hace es que tu proteges a los demás si estas enfermo, por eso su importancia, por eso todos lo debemos usar”, dice don Alberto en uno de los primeros puestos del mercado municipal.

Mientras tanto, las actividades reviven, filas de espera en las terminales de autobuses, puestos de plantas, cazuelas, dulces; negocios abiertos y flujo constante de gente.

La torre de la Basílica de Nuestra Señora de la Misericordia toca la campana de las nueve de la mañana, los jóvenes se despiden y dispersan cada uno a su mostrador y su barrera de plástico y gel sanitizante.

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