Arely trabaja desde hace más de una década en la escuela indígena bilingüe “Niños Héroes de Chapultepec”, del municipio de San Buenaventura Nealtican.

Orgullosa de ser indígena y de ser parte del desarrollo educativo, Arely Ortega Carrasco, fomenta diariamente entre sus alumnos la importancia de mantener sus costumbres y sus raíces.

Busca ser solidaria y empática con las y los niños que la esperan cada mañana, sin ningún tipo de distingo.

Arely trabaja desde hace más de una década en la escuela indígena bilingüe “Niños Héroes de Chapultepec”, del municipio de San Buenaventura Nealtican, en donde actualmente imparte clases en cuarto año de primaria.

“Mis padres son campesinos, de origen muy humilde, a mí me motivó bastante, bueno desde que estaba muy pequeñita en la primaria, una docente, siempre quise ser como ella”, dijo.

Añadió: “Trabajo como maestra en la escuela primaria bilingüe, Niños Héroes de Chapultepec, somos siete hermanas, todas son profesionistas, todas son docentes. Soy la sexta hermana. Ser maestra es una excelente profesión, amo mi trabajo, amo ser docente”.

¿Por qué contar historias ajenas de heroínas, escritas en cuentos o libros de historia?, si las tenemos cerca, aquí, en las aulas rurales. Desde su concepción, las escuelas rurales han sido trincheras de lucha, cuyos cimientos han sido construidos y levantados por campesinos, que tienen el mismo deseo de progreso.

Su historia, como la de muchos maestros, sirven de inspiración, demuestran amor y un gran respeto por su lucha.

Originaria del estado de Veracruz, emigró al terminar el bachillerato y llegó a Huauchinango, Puebla, donde iniciaría su verdadero reto.

“Logré terminar mi preparatoria, y quise ser docente. Desde muy pequeña, me incliné a esa profesión. Trabajando y estudiando logré terminar la universidad. Y estamos aquí para ser una mejor docente”

Con pasión, Arely Ortega Carrasco asegura que ningún obstáculo ha impedido que logre sus objetivos, pese a sus limitantes económicas; su incesante deseo de superación, la impulsó a seguir adelante.

“Fui beneficiada con una beca de conocimientos, estuve becada los tres años y gracias a esa beca pude continuar con mis estudios”

La maestra, con un dejo de nostalgia, habló de que su formación no fue nada fácil: “me siento muy orgullosa de ser docente, porque gracias a mi trabajo, los niños aprenden, los niños valoran y los niños están orgullosos de sus raíces”.

Ella, al igual que miles de mujeres que son profesionistas o empleadas, son madres, esposas, hijas, hermanas, tiene una vida y una familia: “en la escuela soy trabajadora y por las tardes atiendo a mis hijos, dos gemelas y un niño; es complicado porque hay que atenderlos a ellos, darles de comer y luego preparar el material para dar clase”.

“Estoy muy orgullosa, como mujer, porque puedes dar la vida, y eso te cambia la vida. El ser mujer, el ser profesionista implica un gran reto, pues es combinar trabajo y familia. Ser mujer es, es un orgullo, ser leal, valores, trabajo arduo, y el día no nos alcanza para hacer muchas actividades que tenemos que realizar”, finalizó.

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