Hoy dio inicio el Octavario de Oración a Nuestra Señora de Ocotlán en la que participan las Diócesis de Puebla, Tehuacán, Huajuapan, y Tlaxcala.


“Vuelve a nosotros tus misericordiosos”, suplicaron los representantes de la Arquidiócesis de Puebla, las Diócesis de Tehuacán, Huajuapan de León y Tlaxcala a Nuestra Señora de Ocotlán para que como lo hizo hace 479 años salve a su pueblo de la pandemia por el nuevo Coronavirus que ha cobrado miles de vidas, ha afectado a millones de personas y dañado a las familias de todo el mundo.

En el inicio del Octavario de Oración por el fin de la pandemia y por la salud de los enfermos, que la Diócesis de Tlaxcala celebró en la basílica de Ocotlán, y de manera simultánea se desarrolló en las Arquidiócesis y Diócesis integrantes de la Provincia Eclesiástica Angelopolitana, se encendió un cirio y se presentó en los altares agua sanadora del pocito de Ocotlán, misma que fue entregada a Juan Diego por la Virgen María en el año 1541 para librar a su pueblo de una pandemia que aquejaba a la región.

En esa peregrinación espiritual que emprendieron Monseñor Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla; los obispos de Tehuacán y Tlaxcala, Gonzalo Alonso Calzada y Julio César Salcedo Aquino; y el vicario episcopal de Huajuapan de León, Rogelio Palpa Tapia, era necesaria para suplicar la intercesión de Nuestra Señora de Ocotlán para que la pandemia que ha causado dolor, muerte, sufrimiento, llegue a su fin y para por la salud de los enfermos.

“En este corazón de la provincia eclesiástica donde está la Virgen de Ocotlán, hemos colocado unos pequeños signos, el cirio mariano que significa la oración del pueblo, también el agua del pocito que María nos dejó en 1541 precisamente para aliviar el dolor y sufrimiento de las personas porque en esa ocasión una epidemia azotaba la región había muchos fallecidos y María sale al encuentro del pueblo con el indígena Juan Diego de Xiloxoxtla le pregunta qué le pasa, qué le sucede y él cuenta su dolor y sufrimiento y María lo lleva a una fuente de agua que conocemos como El Pocito, desde entonces esta agua nunca ha faltado y significa la vida para que nosotros invocando su intercesión pidamos las gracias que necesitemos”, explicó el Obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo.

Pidió a la virgen de Ocotlán que le permita a su pueblo regresar a la ‘nueva normalidad’ sanos y salvos, para lo que le suplicaron “Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos” que surge de la oración conocida como Salve. Invitaron a la feligresía a sumarse al Octavario de Oración hasta el próximo domingo 12 de julio para pedir por el fin de la pandemia, por la salud de los enfermos, pero también por las y los trabajadores del sector salud, por las familias que han perdido a uno o varios de sus miembros, y por las autoridades.

“Coloca en el hueco de tus manos a nuestra Provincia Eclesiástica a nuestro pueblo mexicano y a todas las naciones de los cinco continentes, hoy que nos aqueja la pandemia te suplicamos ‘vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos’, encomendamos a ti la salud de los enfermos, tú que fuiste asociada al dolor de Jesús salvación de todos los pueblos sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que como en Galilea pueda regresar la alegría y la fiesta después de estos momentos de prueba”, enfatizó.

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