Los encargados de la seguridad presumen grados rimbombantes: doctor, coronel, vicealmirante; pero en la práctica no vemos detencionesFoto: Especial

Puebla sigue siendo escenario de cuerpos emplayados, decapitados, “levantones”, balaceras y retos abiertos de los grupos delincuenciales a las autoridades. La respuesta no da certidumbre a los ciudadanos sobre la reacción de las corporaciones de seguridad.

Los encargados de la seguridad presumen grados rimbombantes: doctor, coronel, vicealmirante, tanque de guerra con pies; pero en la práctica no vemos detenciones de los generadores de violencia, no se previenen las acciones de los grupos criminales, ni hay reacción ante las afrentas y amenazas que hagan honor a esos grandilocuentes títulos.

Los cuerpos de seguridad son una mezcolanza de mandos, la mayoría provenientes de otros estados, a quienes les tiene sin cuidado dar resultados. Si las cosas no salen bien en Puebla, habrá otro estado que los reciba.

Cada corporación tiene sus jerarquías, sus fobias, sus filias, sus códigos, que provocan solidaridad, unión, lealtad; el espíritu de cuerpo, pues. Pero en Puebla tenemos una mezcla de mandos marinos, militares, civiles y de fiscalías que, más allá de un trabajo coordinado entre ellos, solo han provocado en la tropa patadas por debajo de la mesa.

Cada semana, a través de grupos de WhatsApp, se difunden las fechorías de unos, los amoríos de otros, las tranzas de aquellos: foráneos contra locales, pero poca efectividad de todos.

En la administración pública los días son largos y los años cortos. Ya pasaron los primeros 100 días de los gobiernos municipales, y no dude que tanto el gobernador Alejandro Armenta como el alcalde Pepe Chedraui tengan que dar un manotazo en el escritorio para exigir resultados.

Ambos gobernantes les han dado toda la confianza a los encargados de seguridad, porque ellos ahí viven y seguirán viviendo en Puebla y sus familias anhelan lo que todos los poblanos: un lugar tranquilo para vivir.

Pero los mandos no les están respondiendo como los ciudadanos esperan. Podrán manipular cifras, decir que tienen datos que dicen otra cosa, pero basta preguntarle a cualquier persona que no viaje en camioneta blindada sobre su percepción de la seguridad.

Prueba de ello es que entre el 1 y el 11 de abril, Puebla promedió tres asesinatos por día, sin sumar la violencia desbordada del sábado, que dejó al menos ocho muertos.

En Tepeaca, Xonacatepec y Misiones de San Francisco, uno o distintos grupos delictivos privaron de la libertad a presuntos integrantes de grupos rivales. Por las evidencias, algunas estuvieron en cautiverio hasta dos semanas antes de ser halladas muertas, y durante ese tiempo no hubo una reacción de las autoridades

La seguridad al centro

Este día se preve que la conferencia mañanera del gobernador Alejandro Armenta este dedicada en su mayoría al tema de seguridad.

Ojalá que haya un buen apretón de tuercas en beneficio de quienes vivimos en Puebla.

Por cierto

El negocio que no ha menguado es el los taxis piratas, las cuotas siguen llegando a los líderes.

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