En promedio al mes ocurren siete asesinatos contra niñas y adolescentes, pero en 2019 el indicador aumentó: pasaron a ocho feminicidios mensuales.
En la Ciudad de México tener de seis a siete años y ser mujer es un factor que aumenta la posibilidad de morir por feminicidio.
Y es que las niñas de esa edad son más vulnerables en comparación de los niños.
De acuerdo con la base de datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), elaborada con información del Inegi, de 1990 a 2018 en la capital se registraron 24 homicidios de niños de siete años, edad que tenía Fátima al momento de su desaparición y posterior asesinato.
De estos asesinatos, 13 víctimas fueron niñas y 11 niños, lo que ubica a la capital del país en la posición seis dentro del listado de entidades con mayor número de homicidios de menores de siete años.
Mientras que en ese mismo periodo, se tiene un registro de 29 homicidios en menores de seis años, en los que 15 los sufrieron mujeres y 14 fueron hombres.
En total, en el país de 1990 a 2018, de acuerdo con los datos históricos del Inegi, fallecieron 552 menores por homicidio, de los cuales 335 fueron hombres y 215 mujeres.
Pero la situación no mejoró. De enero de 2015 a julio de 2019 el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reportó 3 mil 297 feminicidios en México, de los cuales 317 fueron contra niñas de 0 a 17 años.
La situación es trágica, pues uno de cada 10 feminicidios en el país afecta a menores de edad.
En promedio al mes ocurren siete asesinatos contra niñas y adolescentes, pero en 2019 el indicador aumentó: pasaron a ocho feminicidios mensuales, alertó la Red por los Derechos de la Infancia en México en su Balance anual de 2019.
El caso de la menor Fátima Cecilia conmocionó a la Ciudad de México. De acuerdo con las primeras investigaciones, el homicidio de la menor de seis años lo cometieron Gionava “N” y Mario “N”, dos personas conocidas por la familia de la niña, quien desapareció el pasado 11 de febrero en Santiago Tulyehualco, Xochimilco.
Sus restos fueron encontrados el 15 de febrero en un paraje de la colonia Los Reyes en la alcaldía Tláhuac.
La jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum reconoció que en torno a la desaparición y el asesinato de la menor existieron una cadena de omisiones que permitieron el crimen.
Machismo, el factor detonante
Para José Alfredo Nateras Domínguez, profesor e investigador de la UAM Iztapalapa y doctor en Ciencias Antropológicas, el fenómeno se explica por tres razones: entre más pequeña sea la persona es más vulnerable, además se asocia con climas familiares de alta violencia sumado a la alta marginalidad.
“Está asociado también con la desatención institucional, sea familiar o escolar. Entonces si se van sumando, si se van teniendo esas circunstancias se tendría el bosquejo de este tipo de asesinatos”.
Es decir, explicó el maestro, la violencia es estructural y tienen que concurrir todos los elementos para que se detone un crimen como el que se cometió en contra de Fátima.
“No es que todas las niñas de siete años con algunos factores pronto van a ser asesinadas, sino que se tienen que colegiar algunas circunstancias”, apuntó.
Por ello, más allá de credencializar a los padres de familia para evitar casos como el de Fátima, el maestro señala que tiene que combatirse la cultura del patriarcado y el machismo que lleva implícito.
“Entonces hay que trabajar con padres, con hijos, en las escuelas. Infundir valores de respeto al otro, de respeto a la diferencia sexual, a las minorías. No valores de la ultraderecha.
“Es un trabajo más educativo que de credencialización o de protocolos, que también hay que hacerlos, pero eso no alcanza, es mera ilusión”, consideró.
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