La pandemia no fue impedimento para que Yu Shu cruzara el mundo. Salió de su natal Chendug, capital de Sichuan, en China, la tierra de los santuarios de osos panda, para llegar al pueblo mágico de Atlixco de las Flores, en el estado de Puebla en México.

Yu Shu tiene 32 años y desde que era universitaria adoptó el nombre de Isabella. Cuando los chinos aprenden inglés eligen un nombre que puedan pronunciar los extranjeros.

En marzo de 2022 viajó por 30 horas (dos vuelos de 12 horas más unas 8 horas de traslados terrestres) para llegar a la ciudad natal de su novio mexicano, Manolo, un ingeniero automotriz a quien conoció en China en 2019.

El inicio de la pandemia de Covid-19 en la ciudad china de Wuhan, hizo que a principios del 2020 los extranjeros que trabajaban en China regresaran a sus países de origen, así que ellos continuaron su relación por video llamada.

Isabella solo sabía de México por la famosa película “Coco” de Disney-Pixar, que narra el viaje de Miguel, de 12 años, a la tierra de los muertos en busca de su tatarabuelo músico, así que ella decidió hacer sus maletas para venir al país donde se festeja la muerte.

Además de visitar a Manolo y su familia, Isabella llegó a México con la intención de aprender español ya que es maestra de chino y coreano, y también desea enseñar nuestro idioma a sus paisanos.

También vivió dos años en Seul, Corea del Sur, en donde estudió coreano además de conocer ese país asiático, uno de los principales destinos turísticos de Oriente.

“A mí me gusta mucho viajar y aprender idiomas. Hablo chino, inglés, coreano y un poco de español. Antes de México viví en Corea de Sur por 2 años para estudiar, me gusta mucho la comida y la cultura», dijo.

El español es difícil para mí. Las palabras son muy largas y se parecen mucho. No entendía nada cuando llegué. Es muy difícil para mi pronunciar la r, me cuesta como una semana para practicar”, agregó.

Para ejercitar el idioma canta en el coro Jóvenes Cantores de Atlixco, que dirige la hermana de Manolo, con quien ensaya tres veces a la semana un variado repertorio de melodías en español, siendo su favorita “Amor de mis amores” de Agustín Lara y que se popularizó recientemente con Natalia Lafourcade.

En cuanto a la comida mexicana es fanática de los tacos de carnitas, pero igual disfruta un mole de panza, la barbacoa y los mixiotes, ya que la carne es la base de todos los platillos chinos.

Los sabores intensos y picantes son conocidos para ella. La comida de Sichuan es una de las cuatro grandes cocinas regionales de China. Sus especias potentes y pimienta son tan fuertes que al saborearlas cambian a uno la expresión, como cuando pruebas el “hot pot” (olla mongola o caliente).

“Con la comida no tuve problema en adaptarme porque es parecida a la comida de mi tierra, Sichuan. Es que también comemos mucho picante”, contó.

Isabella ha viajado por algunos estados de México pero desea con ansias conocer Oaxaca y Yucatán. Aún no sabe si su estancia se prolongará por más tiempo hasta perfeccionar el español.

“La vida en México es muy divertida, me encantan las fiestas, la música y bailes. Comparado con la vida en China, aquí todo es más relajado, pero menos accesible y poco seguro, por ejemplo las compras en línea de comida y artículos que consumo me cuesta trabajo tenerlos”, explicó.

Y es que Isabella aún consume artículos y comida de su país que pide en línea, como el ramen o los tés que bebé a diario como hábito de cuidado personal.

Los chinos acostumbran tomar té al levantarse y al anochecer y durante el día, además de que ella, como la mayoría de las orientales, realiza la ceremonia del té que sirve como un gesto de amistad y respeto a quienes la han acogido en su casa.

La lucha por la igualdad de la mujer es universal: Isabella

Yu Shu, o Isabella, aseguró que la educación de las mujeres en China revolucionó y no es aquella histórica de sumisión a los hombres que las confiaban en sus casas.

Ella considera que las mujeres mexicanas son similares a las mujeres chinas en muchos aspectos porque ambas aportan a sus familias tanto en cuidados como en la economía.

“Ahora más mujeres están recibiendo educación e ingresando a la sociedad para participar en el trabajo. Algunas son conservadoras y otras abiertas. Eso es en todas partes”, dijo.

La única diferencia que detecta Isabella entre las mexicanas y las chinas es que las primeras tienen una mente más libre sobre su apariencia y visten lo que a ellas les gusta y no les importa lo que piensen los demás.

“Las personas en México son muy generosas con los cumplidos . Muchos chinos tienen preocupaciones sobre su apariencia y eso no pasa aquí”, dijo.

Isabella fue entrevistada en el cerro de San Miguel en Atlixco, cuando el viento soplaba fuerte y unas cumbias sonaban cerca recordándole su fortaleza para cruzar los continentes en busca de la alegría y el amor que quizás ya encontró.

A ella la puedes contactar para clases de coreano si vives en Atlixco de forma presencial, o en línea si vives en cualquier parte del país o del extranjero, en su cuenta de Instagram isabellayu0427.

Síguenos en @urbano_noticias

LEER: URBANA | Rebeka Alvear, sanando relaciones tóxicas con arte terapia

Por Mónica Franco

Periodismo de género, reportera y columnista. Soy sobreviviente, insurrecta e independiente. Amo la libertad y escribo historias de imperfectas como yo. Creo en las hijas del pueblo, en las que llegamos sin mediación de un hombre y que caminamos a la par de ellos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *