Desde que tenía 14 años, Lisha Montaño Weaver tenía claro que quería ser actriz de teatro. No de cine ni de televisión, debido a su rechazo a las pantallas. Actualmente, es una de las intérpretes y directoras más prestigiadas de la escena poblana, con un contagioso entusiasmo por su arte.
No soy muy fan de quedarme viendo una pantalla mucho tiempo y el teatro ofrecía algo que, de pronto, el cine no; aclaro, no estoy minimizando el cine, creo que tiene historias brutales y un lenguaje maravilloso, pero a mí el teatro me permitía ese contacto persona a persona, que me encanta, y que en otras disciplinas no lo podía tener”, explicó.
En entrevista, la protagonista de “Mamá polar y sus 100 caballos de fuerza”, platicó que su gran pasión por las tablas escénicas surgió en la secundaria con motivo del taller que cursó con José Carlos Alonso, otro de los referentes del teatro contemporáneo local.
Poco después comenzó a ver obras de todo tipo, desde las más comerciales, como “Mamá nos quita los novios”, hasta puestas representativas del teatro clásico, por ejemplo, “Don Juan Tenorio” de Manuel Reygadas, o “Fuente ovejuna”, a cargo de la Compañía Estatal de Teatro.
Cuando Lisha Montaño le dijo a su mamá y papá que quería dedicarse a las artes escénicas, la primera reacción de ellos no fue la mejor, pero tiempo después aceptaron y apoyaron de manera amorosa su deseo.
Así, la creadora ingresó a la BUAP para estudiar la Licenciatura en Arte Dramático y, posteriormente, obtuvo la Maestría en el Centro Nacional de las Artes y la Pedagógica Nacional.
Fue en 2011 cuando Lisha montó su primera obra como directora llamada “Autopsia, un copo de nieve”. De este modo, lleva más de trece años en activo, tanto arriba como abajo del escenario, a lo que se suma su labor como docente teatral.
No me puedo pensar sin el teatro, porque a ese espacio le debo todas mis relaciones humanas que son profundas”, acotó.
En palabras de la también promotora cultural, el teatro es un espacio que sirve para abordar todas las emociones que tienen los seres humanos, hasta las consideradas negativas o perjudiciales.
Creo que es un espacio muy valioso en donde ninguna emoción está mal, todas las emociones son bienvenidas y eso es fundamental ahora en una cultura que tiene un positivismo tóxico, desde mi punto de vista. Y bueno, ¿qué hacemos con el dolor, con el enojo, con el desconsuelo? Pareciera que ese displacer ya no cabe en ningún lado, pero en el teatro sí. El teatro es tan maravilloso que ahí se recibe lo bueno, lo malo, lo feo, lo bonito, y te permite verlo y abrazarlo de una manera más amable”, sostuvo.
Acerca de los temas que caracterizan sus montajes, Lisha Montaño indicó que habla sobre lo que le atraviesa, por ejemplo, el amor, la relación con sus padres, la feminidad y la opresión que padecen las mujeres.
Entonces, lo que me duele es lo que me da el norte de saber qué montar”, manifestó.
A diferencia de algunos colegas suyos, la creadora ha evitado dedicarse a otros oficios para tener autosuficiencia económica gracias a su perseverancia en la docencia o en la producción, tocando puertas para vender funciones, lo que ella misma define como “ganas de inventarse trabajo”.
“En Puebla hay mucha producción teatral”: Lisha Montaño
En otro orden de ideas, Lisha señaló que Puebla es uno de los estados del país con más producción teatral, siendo síntoma de esto que exporta obras a lugares como Chilpancingo, una ciudad grande, pero que carece de suficientes montajes locales.
En Puebla hay mucha producción teatral y de muy buen nivel, el tema es que siempre nos estamos comparando con un monstruo como la Ciudad de México”, señaló.
Por lo que respecta a la formación de públicos, aseguró que ha ido en aumento en los últimos años gracias a las estrategias implementadas por las compañías independientes para ofrecer otros servicios en las funciones como la degustación de alimentos o bebidas.
En ese sentido, hizo un llamado a alejarse de la idea purista que tienen algunas personas respecto a la experiencia teatral, a fin de hacer sustentable los espacios escénicos.
Antes de concluir la entrevista, Lisha manifestó sus deseos para 2025, siendo el primero de ellos que haya una diversidad de obras, que sean edificantes y amorosas.
Pidió que también continúe el incremento de público en las salas teatrales y que haya unión entre las distintas agrupaciones poblanas.
Acerca del amplio presupuesto que este año tendrá a su disposición la Secretaría de Cultura, superior a 700 millones de pesos, solicitó que no se quede únicamente en los sectores más privilegiados, sino que llegue a todas las colonias y potenciales consumidores de arte.
Lo que hay que buscar es que la población tenga acceso a estas expresiones artísticas, que son un derecho, porque te ayudan a construir el tejido social. Debe de haber salas de música, espacios para hacer grafiti, para hacer artes visuales, para comprender nuestra danza, nuestro teatro, para que los chavitos sepan qué hacer con el celular y sepan que se pueden hacer ejercicios cinematográfico”, concluyó.
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