Hablar de Marlene Martínez significa referirse a una de las fotoperiodistas contemporáneas más reconocidas en la cobertura de movimientos sociales y defensa de los Derechos Humanos en Puebla, cuya sensibilidad la ha convertido en una de las artistas visuales más queridas y respetadas por activistas y agrupaciones.
Con una trayectoria que ha eludido estar sujeta a las dinámicas tradicionales de un medio comercial, es egresada de la Licenciatura de Comunicación y se ha desempeñado como asistente de Producción y Arte.
La otrora coordinadora de contenidos multimedia en el portal informativo Lado B señaló que es complicado vivir del fotoperiodismo independiente, sin embargo, subrayó que la recompensa es poder retratar temas que le apasionen.
En entrevista, Marlene se dijo afortunada de poder haber encontrado las maneras de diversificar su trabajo e ingresos económicos, realizando edición de videos y animación.
Platicó que, recientemente, ha dejado la imagen fija para concentrarse en otras áreas de la comunicación visual y dijo que una de las temáticas que se han vuelto su nueva predilección es la relativa a los partos.
Acerca de qué elementos no deben quedarse fuera de una imagen, Marlene dijo que es difícil dar respuesta a esa pregunta debido a que su formación ha sido principalmente intuitiva.
Lo anterior con motivo de que nunca tuvo un jefe editor de fotografías en su paso por los medios de comunicación.
Destacó la sinergia que encontró durante su desempeño como coordinadora de contenidos multimedia, pues reporteras, reporteros, ilustradores y personas fotógrafas se involucraban en todas las áreas a fin de generar mejores materiales periodísticos.
Estuvo de acuerdo en que todavía existe una lucha constante para que las personas dedicadas al fotoperiodismo sean reconocidas como se merecen en los espacios informativos, pues persiste la creencia de que sólo se ocupan de ilustrar las notas.
«Yo aunque no escribía, me involucraba en muchas cosas del reporteo y de la investigación, aunque finalmente mi producto iba a ser imagen, entonces, había una dinámica distinta», acotó.
En cuanto a las artistas visuales a las que les tiene admiración mencionó a Quetzalli Nicté, que se enfoca en temas de violencia de género; Jesse Mireles, originaria de Zacatecas, que participó en una exposición para The New York Times; Sashenka Gutiérrez, con más de una década y media cubriendo movimientos feministas y sociales; y Bibiana Díaz, multifacética fotógrafa local, que trabaja para El Sol de Puebla.
2014, uno de los años más activos en materia de fotoperiodismo social
Haciendo una retrospectiva de su trabajo, Marlene recordó el 2014 como uno de los años más activos en materia de fotoperiodismo social, en el marco del régimen morenovallista.
Ello en virtud de que le dio seguimiento a la defensa de la Pirámide de Cholula para evitar la construcción de la denominada «Plaza de las 7 culturas», así como a la resistencia de agrupaciones ciudadanas contra el gasoducto Puebla–Morelos.
En consideración de Marlene, quien en marzo de 2023 tuvo una exposición conjunta en el zócalo de Puebla acerca del 8M, el fotoperiodismo es una manera más accesible de que la población se entere de un evento noticioso.
«Puede ser como la puerta de entrada para investigar más sobre un tema o enterarte de temas que están pasando y que son importantes», expuso.
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