Por las venas de Mariana y Belegui no corre la misma sangre, pero sí las mismas convicciones (…) vencieron su miedo al fracaso.

¡Aquí no hay caza de brujas!

Esta es la historia de la casa de las brujas Mariana Quéchotl y Bélegui Enriquez, dos millennials que en plena pandemia de Covid-19, decidieron renunciar a su empleo, hartas del sistema patriarcal que minimizó su talento; así crearon “Sala Bruja” espacio de encuentro, de bailes, de rituales y de todo aquel conocimiento que ha marcado como brujas a las mujeres rebeldes, autónomas y creativas.

Ubicada en la 15 Poniente 1304, en una casona del Barrio de Santiago de la Ciudad de Puebla, esta sala de coworking alberga un enorme caldero de ideas, proyectos y entusiasmo de estas feministas que también encabezan la agencia de comunicación estratégica Veinte.20

Ambas comunicólogas se conocieron en un instituto de cultura, en donde tras ejecutar varios proyectos, coincidieron en que a las mujeres se les califica para alcanzar incrementos salariales o jerárquicos de acuerdo a sus relaciones familiares y/o políticas, o por su edad y/ o trayectoria laboral, dejando de lado los conocimientos y habilidades de las más jóvenes y de las que no cuentan con la mediación de un hombre.

En el 2020, año que quedará guardado en la memoria colectiva, decidieron que nadie más que ellas mismas podía darles voz a sus ideas. Venciendo todo tipo de miedos y trabajando a distancia, debido al confinamiento que obligó el Covid-19, dieron vida a una empresa que resignifica el trabajo de las mujeres en la producción audiovisual y sonora.

Mariana tiene 27 años y es egresada de la BUAP; es videasta profesional y asegura que el uso de cámaras está relacionado con los hombres, y que las mujeres que se van incrustando en el medio son vistas con un poco de desconfianza, como si no pudieran manejar cámaras con la misma o más habilidad que ellos.

“Arriesgamos todo, tiempo, dinero, salirnos de un trabajo estable y no buscar otro estable. Pero en estos dos años de pandemia hemos encontrado a gente que confía en nosotras, en nuestros proyectos, principalmente mujeres. Tenemos clientes hombres, pero son ellas las que nos ven sin ese rostro de sorpresa de que seamos solo dos chicas. Ellos, en ocasiones, esperan que llegue un hombre acompañándonos, presentando nuestros servicios. Ellas nunca dudan, nos dicen: ¡Órale va! ¿Qué necesitan?”.

Belegui tiene 32 años, además de ser maestra en Comunicación y Cambio Social por la Ibero, es docente de producción sonora y radiofónica, en esa misma universidad, y considera que en México son poco explotadas las herramientas auditivas para la mercadotecnia, cuando en otros países de América Latina existe un “boom” en el uso del podcast, del documental sonoro y los audiogramas, que potencializan el branding sonoro en plataformas como Spotify.

“Imagina un storytelling con una narrativa sonora que te haga reflexionar, que visibilice problemáticas sociales y activismos para que exista una memoria histórica sonora. Un audio es personal y directo. Aquí en Puebla no se ocupa el branding sonoro y el cliente no lo considera como una inversión viable porque no es algo que se vea, pero es algo que se recuerda; la voz se incrusta en la mente”.

A mediados de este año, con Vente.20 en marcha, Mariana y Belegui establecieron oficinas en la vivienda de una de ellas. Dos salas amplias con techos altos dieron a luz a su segundo proyecto “Sala Bruja”, espacio al que llegaron ex compañeros de trabajo, artistas y gestores culturales, quienes como muchos más, viven los estragos de la pandemia.

“Creemos que trabajar en colectividad es poderoso. El trabajo horizontal es posible y así logramos equidad en los proyectos para que sea un ganar, ganar. Aquí no hay competencia entre mujeres, aquí hay más apoyo y menos competencia, aquí no hay yo mejor que tú, aquí hay sororidad”, dijo Mariana.

Lo que inició como un proyecto de dos ahora se multiplica con amigos y colaboradores directos como Aimée Aburto, Pablo Flores, Anuar Morales, Paola López y Ana Miriam García, quienes caminan por el mundo del marketing, la escritura, la psicología, la mediación de lectura, la danza y la magia, para continuar soñando y creando.

Por las venas de Mariana y Belegui no corre la misma sangre, pero sí las mismas convicciones, por eso son hermanas y brujas que, como otras, vencieron su miedo al fracaso, al si no me sale, si no sé, si no puedo y todas esas cosas que, a veces, pensamos las mujeres cuando debemos dar un giro radical a nuestras vidas.

“Y los vencimos (los miedos) porque estábamos juntas para echarnos la mano. Era intentarlo y ya. Así, con nuestro esfuerzo nos sentimos suficientes, orgullosas, fuertes y exitosas”, concluyó Belegui.

Este sábado 11 de diciembre se realizará “La Vendimia de Sala Bruja” en donde desde las 12 a las 20 horas habrá actividades como charlas, talleres, cortometrajes, grupos musicales y por supuesto venta de diversos artículos como un trabajo de economía solidaria con artistas y gestores culturales.

Estos proyectos colectivos empoderan a estas mujeres valientes, que en breve lanzarán su tercer proyecto, “El Mitote”, además de que continuarán generando campañas multidisciplinarias desde la deconstrucción, dando un giro radical a la publicidad convencional pensada en posicionar los estilos de vida de los privilegiados sociales.

Las campañas pensadas en gente de a pie y los que dejan de lado los modelos machistas, racistas y xenofóbicos, son los que marcarán la evolución de la sociedad: es la apuesta de estas millenials, brujas y creativas.

Por Mónica Franco

Periodismo de género, reportera y columnista. Soy sobreviviente, insurrecta e independiente. Amo la libertad y escribo historias de imperfectas como yo. Creo en las hijas del pueblo, en las que llegamos sin mediación de un hombre y que caminamos a la par de ellos.

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