Desde hace 12 años, Sarai Rivadeneyra Morales forma parte de Radio Tsinaka, una estación comunitaria en la que se dan a conocer las tradiciones, usos y costumbres de San Miguel Tzinacapan, población asentada en el municipio de Cuetzalan.
A diferencia de las frecuencias comerciales, la señal en cuestión no tiene como prioridad informar los eventos gubernamentales o actos políticos del momento, sino magnificar la voz de la gente que vive en esa demarcación.
Es ahí donde Sarai Rivadeneyra ha jugado un papel sustancial, pues ha ayudado a comunicar con sensibilidad, empatía y pasión los temas que repercuten directamente a sus vecinas y vecinos.
«Siempre me gustó la radio, desde niña participaba en la radio de Cuetzalan, en la radio pública del actual Instituto de los Pueblos Indígenas; siempre me llamó la atención, ahí hice mi servicio social en la prepa», mencionó.
En entrevista para URBANO Noticias la egresada en Antropología Cultural y docente explicó que las Radios Comunitarias sirven para descubrir los contextos locales.
A nivel personal, Sarai Rivadeneyra reveló que le han ayudado a conocer ámbitos específicos tales como la siembra, el textil o la importancia de que las infancias y las juventudes tengan sus propios espacios de expresión.
Acerca de qué características se requieren para hacer radio comunitaria, respondió que dos principalmente, necedad y pasión.
Sarai admitió que no sujetarse a las dinámicas de los medios comerciales es un ejercicio de resistencia a distintas adversidades. Sin embargo, sostuvo que un aliciente para continuar adelante es la incidencia social que han conseguido en algunos temas.
Agregó que también han recibido apoyo moral para no claudicar y seguir transmitiendo desde San Miguel Tzinacapan, junta auxiliar localizada a media hora del centro de Cuetzalan.
En cuanto a la promoción y defensa de las lenguas maternas como el náhuatl, subrayó que obedece a toda la cosmovisión que guardan en sus expresiones.
Por otra parte, la radialista apasionada admitió que las radios comunitarias también deben ser plataformas de críticas constructivas.
Un ejemplo de lo anterior, acotó, es dar a conocer lo alegre de las festividades locales, pero a la par tratar de hacer una reflexión sobre el consumo moderado de alcohol.
Por lo que respecta a derechos sexuales y reproductivos, señaló que el machismo sigue siendo una acentuada problemática en Cuetzalan, pues hay la creencia de que no debe de interrumpirse el embarazo aunque las involucradas sean adolescentes o menores de edad, que fueron engañadas por hombres mayores o, incluso, abusadas sexualmente.
«Siguen en la región ideas antiguas de que si tienes 12 o 13 años debes de asumir ese rol de madre o esposa, no importa que el hombre sea 20 años mayor o esté casado», declaró Sarai Rivadeneyra.
Otro ejemplo de misoginia que ha percibido es lo ocurrido en los comicios de 2021, cuando una mujer se postuló a la presidencia de Tzinacapan y fue víctima de señalamientos estereotipados y violentos tales como que si realmente quería servir a su pueblo, «que se pusiera a barrer las calles».
En contraste, Sarai platicó que ha tenido la fortuna de integrarse a una manifestación artística de gran arraigo en su comunidad, pero que tradicionalmente solo admitía varones, la danza de los Santiagos.
Cuestionada sobre la actual situación jurídica de las radios comunitarias, dijo que depende de sus objetivos, pues algunas han decidido acceder a las concesiones que otorga el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel) para no poner en riesgo su señal.
En el caso de Radio Tsinaka, explicó que no han realizado ese trámite por el temor de ver reducida su libertad de expresión, pues uno de los lineamientos del Ifetel establece que las radios comunitarias concesionadas deben tener contenido exclusivamente educativo o cultural, no político.
La entrevista con Sarai concluyó con una demostración en náhuatl de algunas expresiones que usa en su cotidianidad, dejando ver a un ser enamorado de sus raíces u orígenes.
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